Mérida es la capital de la comunicad autónoma de Extremadura y sede de sus instituciones de gobierno. Se localiza de forma estratégica en el centro de la región, junto a un valle confluencia de dos ríos, el Guadiana y el Albarregas que bañan sus cimientos y garantizan la fertilidad de sus tierras.
La escasa distancia con otras ciudades influyentes de su entorno la convierte en el centro de toda la riqueza económica, cultural, arquitectónica y ecológica de la región. Su población alcanza los 55.000 habitantes aunque su área de influencia supere ampliamente esta cifra.
En 1993, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, por su importante conjunto arqueológico y monumental.
Su situación Geográfica convierte a Mérida en un importante nudo de comunicaciones. Centro neurálgico de un extenso territorio, posibilita que sea el punto de conexión Norte-Sur a través de la Autovía “Vía de la Plata” A-66 (Gijón-Sevilla) y Este-Oeste por medio de las Autovías A-5 (Madrid-Lisboa) y la A-43 (Lisboa-Valencia). De igual forma es un núcleo clave para las comunicaciones por ferrocarril concentrándose en nuestra ciudad las líneas que llevan hasta Madrid, Lisboa, Sevilla, Badajoz, Cáceres o Ciudad Real. Los aeropuertos más cercanos se encuentran a 40 km (aeropuerto de Talavera la Real) y a 200 km (aeropuerto de Sevilla).
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La historia ha mostrado una tendencia con Mérida que podría tacharse de generosa. Surgida entre dos cursos de agua, el Guadiana y el Albarregas (conocidos como Anas y Barraeca en tiempos de los romanos), la ciudad supo mantener, desde su fundación, un fluido diálogo con ambos cauces. No obstante, los ríos, sometidos a la voluntad incierta de las estaciones, no siempre fueron de fiar. Los ingenieros romanos erigieron dos puentes para evitar la cíclica traición de esas riberas, traición que se hacía patente en forma de implacables crecidas. Los puentes fueron los elementos que hicieron de esta ciudad paso obligado hacia todos los puntos de la Península y, en definitiva, fueron los que le proporcionaron momentos de gloria o de angustia durante estos últimos veinte siglos. Se trata de construcciones singulares por su magnífico estado de conservación y, en el caso del puente que salva el Guadiana, por ser una de las obras de la ingeniería romana más importantes todavía en uso.
Desde su fundación como Colonia, hecho que sucede hacia el 25 a C., y a lo largo de sus dos primeros siglos de existencia, quienes diseñaron su decoración y urbanismo no pretendieron otra cosa que emular a la metrópoli, reproducir Roma en este lugar remoto del Imperio para ser, a su vez, ejemplo en el que habrían de reflejarse decenas de municipios, alquerías y casas de campo del Occidente Peninsular.
Su promoción, hacia el 15 a C., como capital de una nueva y extensa provincia, la Lusitania, aporta a la Augusta Emerita de entonces un nuevo carácter: la ciudad dirigida pasa a ser ciudad directora, gestora de su territorio. Como relevante cruce de caminos que fue –y aún continúa siendo-, la ciudad asiste, muy pronto, a ver como es escenario donde se asientan y se desarrollan, en ocasiones, nuevas formas de entender el mundo real y el imaginado, de desarrollar, en su seno, tanto asuntos materiales como divinos. Junto a una amalgama de religiones procedentes del Medio Oriente y Egipto, prenden en Mérida el judaísmo y el cristianismo. Bajo la persecución de Diocleciano es martirizada en la ciudad Eulalia, Santa que tendrá una ascendencia determinante durante la tardoantigüedad y los albores de la Edad Media en la península. Y es en al transcurso de esa antigüedad crepuscular cuando Mérida ostentó la capitalidad de toda Hispania, donde el vicario que la gobernaba mantenía su vasto cortejo. Mientras el Imperio se arruinaba de forma inexorable, esta ciudad mantuvo el aliento de una civilización que pugnaba por sobrevivir. Posteriormente serán los obispos emeritenses, ya bajo administración visigoda, los encargados de mantener el prestigio material y espiritual de la ciudad. La civilización clásica, a través de la iglesia local, no se extinguió, muy al contrario, se dilató hasta el emirato omeya en una especie de rezagado helenismo.
Indudablemente, la historia habrá de atesorar más argumentos donde Mérida se halle como artífice pero son suficientes estos, los más remotos y en los que la cosecha arqueológica es tan generosa, para que prenda la necesidad de acercarse a Mérida. Aquí, además de alimentar la curiosidad irrefrenable de los ojos, el paseante verá transmutado el pasado en objeto de ocio y didáctica, uno de los aciertos de sus museos y exposiciones. Ocasionalmente, la ruina despertará de su letargo, nos acogerá tal y como lo hiciera en su apogeo, bajo el manto atemporal de la cultura; eso es lo que sucede durante la celebración del Festival de Mérida.
Tras la detenida exploración de esta ciudad permanecerá en la memoria íntima una experiencia personal imborrable: descubrir, en orden, multitud de piezas pertenecientes a un puzzle cultural que alberga más de siete siglos de la historia, vieja historia, de España.
Todo ello se refleja en la Mérida de hoy. Su configuración actual es producto de los diferentes movimientos artísticos de cada época y del carácter de gran urbe que tuvo durante ciertos siglos, a los que se añadieron las huellas de aquella villa rural que fue la Mérida de los tiempos modernos y buena parte de los contemporáneos.
En las últimas décadas del s. XX, la designación de Mérida como capital de Extremadura unido al interés, cada vez mayor, de todos los sectores sociales por proteger el patrimonio de la ciudad, ha hecho que el modelo urbanístico seguido sea aquél que respetando y promocionando el pasado mira abiertamente al futuro.
El último gran impulso lo recibió la ciudad al ser designada por la UNESCO en el año 1993 como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en reconocimiento a su glorioso pasado.
La gastronomía emeritense se basa en productos proporcionados por la naturaleza: el jamón ibérico, quesos, aceites, hortalizas, frutas silvestres, carnes, especias…
Como Capital de Extremadura, Mérida ha sabido ponerse a la altura en la confección y presentación de los platos típicos de la región en sus bares y restaurantes. Platos de prestigio como el gazpacho o el ajoblanco, la ternera retinta condimentada a la pimienta, la caldereta de cordero, el conejo, la perdiz o la liebre se unen a los platos de la cocina tradicional de nombres muy extremeños, como el cojondongo, el zorongollo, los jilimojas o la cardincha de paleta de borrego.
Se tienen numerosos datos sobre la gastronomía romana, sus ingredientes y su presentación, que en épocas estivales son utilizadas por diversos restaurantes de la ciudad que ofrecen cenas y comidas romanas.
De igual forma, y como buena opción para los visitantes, en Mérida existe una Ruta de la Tapa que ofrece la posibilidad de conocer parte de esta gastronomía al tiempo que se realiza la visita a la ciudad.
Platos Típicos
- Ensaladas: Zorongollos, Cojondongo, Jilimojas.
- Gazpacho Extremeño.
- Carnes de Cordero Asado o Guisado.
- Caldereta de Cordero.
- Cardincha de Paleta de Borrego.
- Conejo al Estilo de Mérida.
- Escabeches con Peces de Río.
- Revueltos de Esparragos Trigueros.
En la sociedad actual el turista reclama algún detalle que le haga perdurar su visita en el recuerdo. Normalmente, son reproducciones fidedignas o bien obras artesanales de estilo contemporáneo. Los objetos que el visitante adquiere son nuestros representantes; los que invitan a venir a nuestra ciudad.
Mérida afortunadamente es una ciudad con una gran tradición artesanal, ello viene representado por un numeroso grupo de artesanos que se dedican a variadas técnicas, abriendo un amplio abanico de posibilidades artesanas.
Alfarería y Cerámica:
Se desarrolla un repaso cronológico de la artesanía desde reproducciones romanas hasta la cerámica más contemporánea.
Orfebrería y Joyería:
Esta práctica se utiliza tanto en reproducciones arqueológicas de bronce, plata y oro, como en labores de artesanía más actual.
Mosaico:
El arte mosaista se trabaja basándose en mosaicos romanos, utilizando artes ancestrales.
Forja o Hierro:
Se utiliza en decoración de exteriores y mobiliario, esta destreza abarca conceptos más actuales.
Carpintería y Ebanistería:
Esta actividad artesanal es muy actual, siguiendo modelos y tendencias notablemente contemporáneos.
Bordados:
Mantiene tradiciones y costumbres de bordados extremeños.
Talla de piedra:
Hay dos talleres que se dedican a distintas actividades; uno, se recrea en la elaboración de objetos artesanales basados en reproducciones originales de piezas del Museo Nacional de Arte Romano y del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida. Por otro lado, existe un segundo taller que se dedica a la producción de obras con estilo ampliamente contemporáneo.
Señalar por último, que la actividad artesana de nuestra ciudad se resume en dos grandes conceptos; lo tradicional fundamentado en conceptos arqueológicos, y lo contemporáneo, basado en las tendencias más actuales en lo que al mundo de la artesanía se refiere.