Zafra

Situada al suroeste de la Península, limita con los siguientes municipios: Medina de la Torres, Alconera, La Lapa, Feria, Fuente del Maestre, Los Santos de Maimona y Puebla de Sancho Pérez.

Su extensión es de 62,3 kilómetros cuadrados.
Población: 16.776 habitantes (enero 2018).

El Clima en Zafra
El clima en Zafra se caracteriza por ser mediterráneo templado y cálido.

En verano predominan altas temperaturas con una sequedad estival alta, mientras que en invierno las precipitaciones son abundantes y con la gran característica de grandes heladas. Las oscilaciones en la temperatura se caracterizan por ser muy fuertes y las máximas superan los 44º C, mientras que las precipitaciones medias tienen un límite de 590 mm anuales. La temperatura media anual es de 14ºC, su media es de 28,8ºC en verano, más concreto en el mes de agosto y de 9,1ºC en el mes de diciembre.

Más información

Oficina Municipal de Turísmo Plaza de España, s/n. De lunes a viernes de 10 a 14 h. y de 17:30 a 19:30 h. Sábados, domingos y festivos de 10 a 14 h. +34 924 551 036 turismozafra@gmail.com http://www.visitazafra.com
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Zafra es una de las ciudades de mayor renombre de Extremadura: su situación al sur de la región, al borde de la vieja calzada romana de la Plata (N-630), entre Andalucía, Castilla La Mancha y el Alentejo portugués, ha convertido a la ciudad en un inevitable punto de referencia para el viajero, como lugar de descanso y alojamiento.

La monumentalidad de su casco histórico aunque es afamada, no deja de sorprender a cuantos se detienen a contemplarla, por la calidad y la belleza de sus muestras artísticas. Además, la condición de la ciudad como centro ferial desde el medievo ha permitido que se conozca internacionalmente y sea receptora, en unas fechas determinadas, de un tipo de viajero que busca otro tipo de objetivos, si bien más pragmáticos no menos interesantes.

EDAD MEDIA EN ADELANTE

Cuando las tropas de Fernando III, en el año 1241, en su avance hacia Sevilla, tomaron el caserío que se extendía en el valle vigilado por el castillo roquero de El Castellar, no supuso el final de una época y el inicio de otra, solo el asentamiento de un nuevo grupo, el cristiano, que llevaba varios siglos al margen de la convivencia que aquí se desarrollaba.

No quiere esto decir que los orígenes de la ciudad provengan del tiempo que los musulmanes, inflamados de ardor guerrero, extendieron su civilización por la zona, pues prospecciones arqueológicas en los alrededores han desvelado asentamientos de la época del bronce y restos romanos que hablan de la existencia de una Segeda.

En cualquier caso, habrá que esperar a que la dinastía de los Trastámara se haga con las riendas de la monarquía para que Zafra adquiera un papel cada vez más preponderante en el sur de Extremadura.

El año de 1394 pasa por ser un hito histórico para la ciudad, entonces fue donada por Enrique III (junto con las aldeas de Feria y La Parra, y bajo la denominación de Señorío de Feria) a Gomes I Suárez de Figueroa, entonces un adolescente, camarero de la reina de Castilla e hijo de Lorenzo Suárez de Figueroa, Gran Maestre de la Orden de Santiago. Tras varios titubeos iniciales, los nuevos señores de Zafra decidieron convertirla en el centro de todos sus dominios, que acrecentaron en los últimos años del siglo XIV y durante la centuria siguiente.

La villa fue adoptando una nueva fisonomía acorde al uso que iba a ser destinada: los cambios urbanos comenzaron con la construcción de una muralla que, a modo de cinturón, englobó el viejo caserío y amplios espacios vacíos que se pensaban ocupar con el tiempo. Las obras de la cerca, que nacía con la doble misión defensiva y fiscalizadora, se alargaron desde 1426 a 1449. Testimonios de la misma son la callejita del Clavel, ronda de Maestranza y las puertas de Jerez y Badajoz (Arco del Cubo). Cuando en 1460, los Suárez de Figueroa alcanzaron el título de Condes de Feria, otorgado por Enrique IV, dieron a la villa un cierto aire monumental. Se habían ocupado de levantar grandes edificios destinados a su residencia (Alcázar) y a panteón del linaje (Monasterio de Clarisas de Santa María del Valle).

Aunque la actividad edificatoria no se paralizó nunca, adquirió un nuevo sentido en los primeros años del siglo XVII. En este nuevo enfoque urbano, será determinante el ascenso del linaje en 1567 a la titularidad ducal y a la grandeza de España, que devenía de la contribución del quinto conde, Gomes III Suárez de Figueroa y Córdoba, a la política de estado desarrollada por Felipe II.

Durante esos primeros años del 1600. La villa verá, entre otros cambios, la reconversión del viejo alcázar condal en un palacio acorde con los nuevos gustos de la corte de los Austrias o la terminación de una nueva iglesia mayor que se eleva a Colegial Insigne. En esos márgenes cronológicos y bajo el auspicio de la Casa de Feria, se fueron insertando en la trama de la villa establecimientos asistenciales (Hospitales de Santiago, San Miguel y San Ildefonso) y conventos femeninos (Clarisas de Santa Marina, Terciarias de La Cruz, Dominicas de Santa Catalina y Regina Coeli). Extramuros se levantaron los monasterios dominicos de Santo Domingo del Campo y de El Rosario, y de franciscanos (San Benito y de San Onofre de La Lapa).

Inherente a la personalidad de Zafra es la actividad comercial, a la que ayudaron las comunidades judía y morisca, asentadas desde tiempos remotos en la villa y amparadas por los primeros Feria.

La tutela señorial a la cultura judía propició que, en 1419, se vertiese por primera vez al castellano la Guía de Perplejos de Maimónides, la más antigua de cuantas traducciones se hicieran a lenguas vulgares del «altísimo libro del More». La actividad mercantil encontraba su marco en la Plaza Chica y los soportales que rodeaban a la iglesia medieval, cuya demolición en la segunda mitad del siglo XVI dio paso a la actual Plaza Grande.

Fundamentales para el desarrollo del comercio local fueron las ferias y mercados que se celebraron por San Juan, desde 1395 y por San Miguel desde 1453. Dichas ferias sirvieron en el tiempo como elementos dinamizadores de la incipiente burguesía comercial que aquí se desarrollaba y que tuvieron su continuación en el numeroso grupo de comerciantes, procedentes de Cameros (La Rioja), que se asentaron en la villa a partir del siglo XVI.

EDAD CONTEMPORÁNEA

El mantenimiento continuado de la actividad mercantil se vio recompensado en tiempos contemporáneos con la concesión Real a Zafra del título de ciudad en 1882, Conjunto Histórico artístico Nacional en 1965, concesión del título de la Feria Regional del Campo Extremeño en 1966 y de la Feria Internacional Ganadera en 1992 y Medalla de Extremadura en el año 2000.

Aparte de los tradicionales platos bajoextremeños que se elaboran en las cocinas de la ciudad, cabe destacar la caldereta de cordero y de cerdo, el rabo de toro, la chanfaina (variedad de olla castellana, cuya base son las asaduras del cordero).

No podemos olvidarnos de nuestros setas y espárragos, recolectados en nuestras dehesas según la estación del año, elaborados en revueltos, caldereta , arroz …De entre ellas destacar que en primavera los que nos deleitan son los gurumelos “Amanita ponderosa”, las setas de chopo “Agrocybe cilíndrica” ;en Otoño las amanitas de los césares “Amanita caesarea”, los boletus, tanto el “edulis” como el “aereus”.

Los vinos exquisitos de la Comarca que entre otras, utilizan las variedades de uva: Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon.

Las migas (pan, aceite, agua, ajo, todo ello enriquecido con pimientos, torreznos (panceta de cerdo frita, y otros), el Retinto (variedad de vaca cárnica, aderezada con diferentes salsas) y las variantes culinarias de los productos del cerdo ibérico, jamón, lomo, lomito, salchichón, partes cercanas al lomo del cerdo, como son el secreto, la pluma y presa de entraña.

Los dulces, fundamentalmente los elaborados por las monjas del Convento de Santa Clara: corazones de almendra, roscas de San Blas, cubiletes reales…

La gastronomía es un recurso turístico importante, de hecho numerosos eventos se celebran entorno a ella.

  • Forja. Esta destreza abarca la decoración de exteriores y mobiliario.
  • Bolillos. Técnica recuperada en la historia tal como se observa en el Encuentro Nacional de Encajera de Bolillos que se celebra anualmente en la Feria de la Primavera de Zafra.
  • Bordados. Permite un vínculo en el tiempo manteniendo tradiciones y costumbres.
  • Macramé. Arte de hacer nudos mantenida a lo largo se siglos resultando una técnica muy utilizada en la elaboración de complementos y artículos de decoración.
  • Cueros y curtidos. Herencia de las antiguas tenerías que había en Zafra, aún hoy se pueden encontrar en algún establecimiento comercial de nuestra ciudad.
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