Por algunas plazoletas y calles del pueblo, los vecinos más jóvenes preparan hogueras en honor de la Virgen de la Candelaria. En torno a éstas, se degustan productos típicos de la localidad y de la comarca, embutidos, pescado asado, vinos, etc.

Asisten a la misma algunos pueblos próximos, dado que es la única en su género por los alrededores.

En el ámbito religioso, el párroco bendice unos escapularios y los coloca a todos los nacidos durante el año anterior. Este acto se desarrolla en la ermita de San Blas, como antesala o víspera de la festividad dedicada a este mártir, al día siguiente.

Por la mañana se celebra una solemne misa en honor de este mártir; en la ermita de su misma advocación. Allí, el sacerdote bendice las roscas de pan (elaboradas artesanalmente), y los cordones tradicionales ejecutados manualmente con seda e hilo. La finalidad de este acto está relacionada con la protección de las gargantas de los vecinos que hasta allí se acercan. Además de los montemolineses, participan en esta festividad, algunos visitantes de pueblos más o menos cercanos: Pallares, Santa María, Monesterio, Cabeza la Vaca, Fuente de Cantos, etc. No olvidamos tampoco la asistencia, durante los tres últimos años, de múltiples médicos sevillanos otorrinolaringólogos, que tienen por patrón a este venerado mártir.

Se acompaña la celebración religiosa de una gran verbena popular que se extiende por todo el día, hasta las 12 de la madrugada. Al igual que la anterior, es única en la comarca, por ello cuenta con gran participación y pujanza.