Desde la Vega, capital del concejo de Riosa, se sube en automóvil por la carretera AS-231 (Peñamiel-Pola de Lena), en dirección a Lena, hasta llegar al Alto del Cordal (854 m.), límite entre ambos municipios.

Desde el Alto, tras contemplar el paisaje, se continúa por una carretera a la derecha que conduce directamente a través de tierras lenenses hasta un repetidor de Telefónica, donde se puede dejar aparcado el vehículo. Desde aquí se inicia la ruta a pie por una ancha pista de tierra, en dirección sudeste, que se dirige al Mayéu d’Espines.

Aproximadamente, a medio kilómetro del repetidor de Telefónica se halla una desviación, a la derecha, que asciende hacia el valle del río Llamo. Se baja por ella cómodamente y nos internamos en un bosque de hayas que aparece en el camino hacia el pueblo minero deshabitado de Rioseco.

En una media hora llegamos hasta este interesante enclave de la arqueología industrial, fundado en 1882 para explotar las minas prehistóricas de cobre del Aramo y abandonado en 1955. En la construcción del poblado y las instalaciones mineras, así como en el acondicionamiento de las comunicaciones, la compañía inglesa que tenía la concesión invirtió tres millones de libras esterlinas. Además de una gran chimenea, fraguas y laboratorios, existen cinco edificios (la casa de dirección, las tres viviendas, la casa de las oficinas y la cantina), todos ellos decorados con ladrillos rojos.