Cripta Arqueológica de Puerta Obispo
CRIPTA ARQUEOLÓGICA DE PUERTA OBISPO
Se localiza en el costado sur de la Catedral, albergándose en su interior los restos arqueológicos hallados durante las excavaciones realizadas en el año 1986, con motivo de las obras de peatonalización en el entorno del primer templo leonés.
PORTA PRINCIPALIS SINISTRA DEL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA
Este acceso de la muralla era una construcción monumental que permitía el paso al campamento de la Legio VII Gemina desde el este. Se trataba de un gran puerta doble, flanqueada por dos torres gemelas, de las cuales solo la situada al lado norte se expone en esta cripta, mientras que la contraria subyace en la actualidad bajo la calle. El paso se realizaba mediante dos pasajes cubiertos con bóvedas, a los que se accede mediante arcos de medio punto, de 4 m. de luz, abiertos en ambos extremos, que se cerraban mediante una puerta exterior de madera de doble hoja.
Edificada a finales del siglo I d.C. o comienzos de la siguiente centuria, a lo largo de la etapa romana la puerta sufrió diversas modificaciones en función de las necesidades defensivas, siendo las más importantes las llevadas a cabo a finales del siglo III d.C. o a comienzos del IV, en consonancia con la construcción de la muralla bajoimperial. En esos momentos se desmantela parte de la edificación y se clausura su acceso septentrional, además de sobreelevarse el nivel de circulación.
LAS TERMAS LEGIONARIAS
Los primeros restos de esta construcción, fueron descubiertos mediados del siglo XIX bajo la Catedral, con motivo de las obras de restauración que se efectuaban en el templo. Por lo hasta ahora conocido, abarcarían un perímetro superior a las del edificio catedralicio, prolongándose bajo la actual plaza de la Regla, donde se hallaron restos de grandes estancias caldeadas mediante una cámara de aire en el subsuelo, por la que circulaba el aire caliente (hypocaustum).
El complejo termal requirió en su momento de un eficiente sistema de evacuación de las aguas residuales, al que se asocian los restos de las letrinas que se albergan en la cripta arqueológica, que ocupaban una de las esquinas de las termas.
La envergadura y calidad constructiva de las termas legionenses hicieron que el rey Ordoño I situara en ellas su palatium, tras la ocupación de la ciudad en el año 856. Más tarde, en el 916, fueron donadas por Ordoño II para sede de la iglesia episcopal de Santa María, utilizándose una parte del antiguo edificio romano como panteón regio, hasta que esta función se trasladó, en tiempos de Ramiro II, a la iglesia de Palat del Rey.