Convento de Madre de Dios
Parece que la fundación de la comunidad Dominica se sitúa a principios del siglo XVI.
En 1520 comenzó a configurarse este edificio, integrando la trama urbanística del viejo casco medieval. Su construcción se dilató bastante en el tiempo, llegando a su extensión máxima en el siglo XVII con la construcción de la capilla mayor. De estilo protobarroco, la capilla está coronada con un sencillo casquete semiesférico y cuatro óculos decorados con motivos religiosos.
La parte más interesante del convento es la iglesia, en ella se aúnan con armonía, las dos corrientes estéticas de máximo arraigo de la región: el mudéjar y el barroco.
Consta de una estrecha nave con piso de barro y cubierta por artesonado de madrera. A los pies de esta, se encuentra el modesto coro bajo y el coro alto, separados por reja y celosía respectivamente.
El retablo mayor es obra de Jacinto Pimentel de 1632.
La iglesia está decorada con pinturas, todas ellas enmarcadas en yeserías barrocas.