Esta exigente etapa de la Ruta Vía de la Plata conecta Casar de Cáceres con Garrovillas de Alconétar a lo largo de 30 kilómetros, acumulando 385 metros de desnivel. El trazado transcurre entre paisajes de dehesa, caminos rurales y tramos pedregosos que exigen concentración y buena forma física, haciendo de esta jornada una experiencia intensa y enriquecedora para los ciclistas de gravel.

Uno de los puntos críticos del recorrido se encuentra al pasar el embalse del Casar de Cáceres, donde es necesario cruzar la carretera nacional N-630. Este cruce presenta cierta peligrosidad debido a la limitada visibilidad y al tránsito de vehículos, por lo que se recomienda extremar la precaución en este punto. Más allá de este tramo, el resto de la ruta se desarrolla por vías con poco tráfico, ideales para disfrutar del entorno natural con tranquilidad.

La llegada a Garrovillas de Alconétar es un aliciente adicional. Su imponente Plaza Mayor porticada y su interesante casco histórico ofrecen al ciclista una grata bienvenida tras una jornada exigente. Es recomendable llevar agua y alimentos, ya que no hay puntos de avituallamiento durante el trayecto.

Esta etapa de la Ruta Vía de la Plata une Garrovillas de Alconétar con Casar de Cáceres a lo largo de 30 kilómetros, acumulando 418 metros de desnivel positivo. El trazado combina pistas de tierra, caminos rurales y algunos tramos más técnicos, ofreciendo una ruta variada y entretenida para quienes disfrutan del ciclismo gravel. Aunque la dificultad es moderada, se requiere una preparación mínima debido al perfil ascendente.

Durante el recorrido, el entorno natural es protagonista, con paisajes de dehesa y zonas de cultivo. Uno de los puntos clave del trayecto es el paso por el embalse de Casar de Cáceres, donde será necesario cruzar la carretera nacional N-630. Este cruce puede resultar peligroso por la escasa visibilidad y el tráfico, por lo que se recomienda extremar la precaución.

La llegada a Casar de Cáceres permite disfrutar de una localidad con servicios y una notable tradición gastronómica, destacando la torta del Casar, conocido queso con denominación de origen protegida.

Una etapa que, sin ser excesivamente larga, ofrece variedad de terrenos, paisajes y un punto técnico que exige atención. Ideal para ciclistas en busca de rutas con carácter pero accesibles.