Balneario de Baños de Montemayor
En el siglo XVIII, José González Laso, obispo de Plasencia, llevó a cabo importantes obras en la zona, entre ellas la reforma del balneario que, posteriormente, fue continuada por Juan de Porras y Atienza, obispo de Coria. De esta época data el primer edificio para los baños, cuyas bóvedas de ladrillo aún se conservan.
El siglo XIX fue la época de mayor florecimiento del termalismo, construyéndose un nuevo edificio para el balneario y un hotel. Por su especial microclima, Baños de Montemayor se convirtió en un destino de veraneantes, que construyen residencias de verano siguiendo los estilos arquitectónicos del momento.
Las aguas termales son, sin duda, el elemento que más ha contribuido a la fama de Baños de Montemayor. Se trata de aguas sulfuradas, sódicas y oligometálicas que brotan de dos manantiales próximos entre sí y denominados Columna y Arqueta, con una temperatura de surgencia de 43ºC. Las aguas son indicadas para tratar procesos reumatológicos, artrosis, afecciones del aparato respiratorio, siendo además tonificantes y embellecedoras de la piel.
El balneario cuenta con la más avanzada tecnología para la aplicación de todo tipo de tratamientos de salud y belleza, así como de una amplia gama de productos cosméticos.
Datos curiosos
El balneario de Baños de Montemayor pertenece a los habitantes de la localidad. Basta con llevar seis meses censado en el municipio para pertenecer a PROBAÑOS (Asociación de Propietarios del Balneario de Baños) cuya Junta Rectora se elige entre todos los vecinos cada cuatro años y es la encargada de gestionar la actividad termal.
Baños de Montemayor posee una de las fundaciones más antiguas de España: la Fundación Doctor Juan Flores Rengifo. Se constituyó en 1635 a la muerte de dicho doctor, quien estipuló que todos sus bienes se destinasen de manera íntegra a obras humanitarias y sociales, algo que se ha venido desarrollando ininterrumpidamente hasta ahora.