La conocida en la actualidad como “La Ruta Vía de la Plata”, eje unitario formado por varias calzadas romanas que vertebraba el oeste peninsular, une aún Sevilla con Gijón, empieza en un insuperable escenario: la Giralda sevillana, junto a la Puerta de Jerez, a la vera de un río grande, pues eso significa guad-al-Quivir.

Los restos arqueológicos conservados en distintos puntos de la ciudad nos permiten, a través del itinerario turístico-cultural propuesto, conocer algunas de las edificaciones singulares de la Sevilla romana, comprender la estructura paleogeográfica de la ciudad antigua y su reflejo en la actual e iniciarnos en el conocimiento de las actividades económicas, sociales o cultuales que en cada una de ellas se desarrollaban.

Esta etapa inicial nos llevará remontando el río hasta Santiponce, para llegar a las ruinas de Itálica, la nova urbs levantada en época del emperador Adriano, colonia romana que fundó Escipión (206 a. de C.), cuna de Trajano.

El anfiteatro de Itálica, huella romana de dos mil años de historia, ve pasar ahora a los caminantes a Guillena, segunda etapa de la Ruta Vía de Plata en Andalucía, inmersos en la rica vega del Guadalquivir.