Colegio San José de Villafranca
Centro educativo de la Compañía de Jesús, fundado en 1893 y que llega a nuestros días manteniendo una residencia internado masculino y femenino de carácter internacional.
Integrado en la Fundación Loyola, junto a otros colegios jesuitas de Andalucía, Canarias y Extremadura, es un colegio concertado en Primaria y ESO, y privado en Bachillerato.
Recibió en 2017 la Medalla de Extremadura como reconocimiento a su trayectoria y labor educativa, coincidiendo con la celebración de su 125 aniversario.
En cuanto a su estructura, se trata de un gran edificio dispuesto en tres plantas, con unos impresionantes jardines en la parte delantera y unas amplias instalaciones para la práctica de múltiples disciplinas deportivas en la zona trasera. El complejo ocupa una superficie de once hectáreas en su conjunto.
El edificio que ocupa el Colegio San José fue realizado en piedra. A ambos lados de la galería central hay dos cuerpos de edificios simétricos, articulados en torno a un patio ajardinado. La primera fase de su construcción presentaba solamente el ala derecha del edificio y así comenzó a utilizarse en 1897.
En 1902 se construyó lo que actualmente son las aulas de primaria, estos locales tuvieron diferentes usos a lo largo de los años.
El colegio consta de una galería que arranca en el vestíbulo y acaba en la capilla neogótica. La Capilla se construyó entre 1905 y 1908, siguiendo el proyecto del arquitecto Enrique Fort. La planta es de cruz latina, con nave central, crucero y coro. En el exterior llaman la atención los pináculos, los altos contrafuertes y las elevadas y bellísimas vidrieras ojivales.
Será a partir de 1915 cuando el colegio se encamine a su finalización. En la fachada principal destaca el frontón, rematado con un airoso cuerpo superior. El edificio está presidido por una escultura de bulto redondo en mármol de Carrara con la figura de San José, patrón del colegio, con el Niño Jesús en sus brazos. Esta figura se coloca en 1924.
Es entre 1920 y 1924 cuando se levanta el ala norte. Se construyó la escalera principal del edificio con mármol de Alconera, colocándose entre 1924 y 1926 la azulejería con cerámica de Mensaque. La escalera recibe iluminación directa a través de tres vidrieras policromadas, obra de Maumejean, dedicadas a Santa Eulalia, Pizarro y Hernán Cortés.
En las paredes se pueden ver cuadros de cerámica pintada, como el de “Jesús del Gran Poder”, de cerámica sevillana, y la “Virgen de Guadalupe”, de cerámica talaverana. Existen además otros siete cuadros de cerámica pintada y temática costumbrista. En 1932 se colocó el artesonado de madera de nogal en los techos de la escalera. En ese mismo año los Jesuitas son expulsados por segunda vez de España, como consecuencia de un decreto de la II República Española, que declaró disuelta la Compañía de Jesús en nuestro país. Por aquel entonces los jesuitas tuvieron que continuar las clases en Estremoz (Portugal). El colegio fue convertido en instituto estatal durante un tiempo hasta que, en 1936, volvió a ser ocupado por la Compañía de Jesús. Debido a las circunstancias específicas vividas en el colegio durante la guerra civil española, algunas de sus instalaciones sirvieron como hospital militar, posteriormente se convirtió en hospital marroquí. De ahí que resulte curioso encontrar una mezquita dentro de sus instalaciones para el culto de los musulmanes que se encontraban en el colegio en aquellos años.
Llama también la atención el magnífico Teatro-salón de actos, de 1949, obra de Martín Corral. Su estilo es neoclásico, con una excelente acústica y un aforo de 1.000 personas.