Colecciones
El edificio que acoge la colección es el Convento de Santa Clara, construido hacia 1602. En el siglo XIX, sufrió la desamortización y pasó a manos particulares, mientras que la iglesia pasó a depender del Ayuntamiento de la ciudad y se habilito como Museo Arqueológico en 1838 recogiéndose los restos históricos aparecidos en la ciudad, sin distinción de épocas, hasta la construcción del Museo Nacional de Arte Romano, fecha desde la cual recoge única y exclusivamente, la Colección de Arte Visigodo.
El final del Imperio Romano no supuso el final del esplendor de Mérida ni el inicio de su decadencia. La ciudad siguió conservando una gran importancia política, religiosa, cultural y social durante época visigoda.
Los nuevos pueblos invasores se asentaron en Mérida en el siglo V, cuando Requila, rey de los suevos, la conquista y la convierte en capital de su reino, pasando, posteriormente a formar parte del Reino de Toledo, y se transforma en una de las sedes metropolitanas más importantes de la Península desde tiempos del Obispo Mausona, hasta principios del siglo XII. Pocos son los restos que han salido a la luz de aquella época, aunque su importancia queda patente por las citas realizadas en obras como “Vida de los Padres Emeritenses”, escrita en el siglo VII por Paulo Diácono. En dicha obra se describen diversos edificios, algunos localizados hoy en día (Basílica de Santa Eulalia, Xenodoquium), mientras que de otros no han aparecido todavía restos.
El interior del edificio alberga una magnífica colección de piezas del arte visigodo, reconocida como la mayor de toda la Península Ibérica. Entre ellas existen pilas bautismales, restos ornamentales en relieve, pilastras, columnas, cimacios, canceles, etc. Muchas de estas piezas fueron utilizadas en algunas pilastras de la Alcazaba Árabe.
Horario:
Verano (del 1 de Junio al 30 de Septiembre).
De 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 19:00
Invierno (del 1 de Octubre al 31 de Mayo).
De 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00
Cierra los domingos por la tarde y los lunes.