En el borde meridional de Castilla y León y situada en el macizo occidental de la Sierra de Gredos, perteneciente al Sistema Central, se alza la Sierra de Candelario, con una altura máxima de 2.425 metros alcanzada en La Ceja y 2.401 metros en el pico El Calvitero, punto geodésico en el que convergen las provincias de Ávila, Cáceres y Salamanca.
Escalonada o acostada en la ladera de esta sierra y situado a 1.100 metros de altitud, se sitúa la villa de Candelario, al sur de la provincia de Salamanca. Su término municipal limita con las provincias de Cáceres y Ávila.
Dado su emplazamiento, su entramado callejero es complicado, con las calles principales ascendiendo y calles y callejas secundarias, transversales a las anteriores. Esta estética tan especial, unido a ser uno de los núcleos mejor conservados de la provincia de Salamanca, le hizo merecedor de ser declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1975.
Sus calles y callejas son estrechas y empedradas, están recorridas por las regaderas (canales de agua clara que viene de la sierra), una perfecta música de fondo para disfrutar de un relajado paseo por las calles del municipio.
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Los primeros tiempos de Candelario provienen de un primitivo asentamiento celta, durante el primer milenio a.d.c. , como demuestra la aparición de dos piedras graniticas de esa época, que se utilizaban para extraer mineral. Una de ellas es la representación del Dios romano Jano, y se halló en un muro de una de las edificaciones del pueblo, formando parte de su mampostería. La principal cualidad de este Dios , era poder contemplar el pasado, con una de sus caras, y con la otra el futuro. Y así es: El Jano de Candelario es una piedra ovalada de unos 12 kg de peso, con dos hemisferios, en cada uno de los cuales hay una cara grabada, separados por una canaleta que recorre todo su perímetro. También presenta varias inscripciones, en sus caras, una de las cuales es IOVA, que es cómo se escribe Jùpiter en latín
Y dejando atrás esos tiempos tan remotos, la fundación de Candelario se atribuye a pastores asturianos. A partir de la Reconquista cristiana, el pueblo pasó a formar parte del Concejo de Avila. En el año 1209 Alfonso VIII de Castilla crea la Comunidad y tierras de la Villa de Béjar en la que entra a formar parte Candelario. En 1396 Béjar y sus tierras , pasan a manos de los Zúñiga, y en el 1425 se incluyen en el Reino de León. En el año 1212 los candelarienses se unieron a las tropas bejaranas para luchar en Las Navas de Tolosa, recibiendo el título de muy leal por parte de Alfonso VIII. Lucharon también en la Batalla del Salado en 1430 junto a Alfonso XI
La villa surgió en el Barrio Somero, a la derecha de la actual carretera de Navacarros, después se amplió en torno a la Iglesia, a un lado de ésta, estaba situada la judería. A partir del siglo XVIII cuando tomo auge la industria chacinera, el pueblo se extendió desde “La Corredera” hasta la parte baja donde se halla la Ermita del Cristo del Refugio
A principios del siglo XVIII, Candelario era una localidad pobre que subsistía a base de una escasa agricultura, y ganado en su mayoría caprino. Poco a poco fue gananado terreno el bovino y el cerdo. Las familias hacían la típica matanza para subsistencia y vendían el sobrante por gran parte de España. Uno de estos candelarienses “El Tío Rico” fue proveedor de la Casa Real, que le otorgó el título de Hidalgo. Su retrato cuelga en los muros de El Escorial con el nombre de “EL Choricero” siendo su autor Bayeu
Lo que comenzó siendo una pequeño comercio manufacturero de carácter familiar, llegó en el siglo XIX a unos niveles de producción importantes, los candelarienses partieron a las grandes ciudades donde se establecieron y vendieron sus productos. Debido a este desarrollo de su industria y comercio, la Reina Regente Maria Cristina le concedió al pueblo el título de Villa, en el año 1894. Las construcciones, regaderas y estructura del pueblo, se deben a esta industria, que decayó en el primer tercio del siglo XX, lo que llevó a los candelarienses a trabajar en la floreciente industria textil bejarana y a emigrar fuera de su querida tierra
Los habitantes de Candelario eran emprendedores y muy organizados, pusieron en marcha una sociedad contra incendios, construyeron dos Casinos el Obrero y el de “los Señores” sociedades con unas reglas estrictas de funcionamiento y uso, en ambos se llevaban a cabo actividades lúdicas y culturales. Fundaron un Asilo para personas sin recursos. Edificaron un gran colegio para que todos los niños estuvieran escolarizados y una magnífica Casa Consistorial
Los actuales habitantes de Candelario, a los que se denomina también “Coritos” son orgullosos amantes de su historia, de su pueblo, su cultura y sus tradiciones, y procuran conservar con mimo esta joya que nos dejaron nuestros predecesores