Trabajos en corcho y marroquinería, son sin duda los trabajos que caracterizan a esta tierra pero siempre se han desarrollado la forja y talla y guarnicioneria . Independientemente de tiendas y talleres en el barrio de mercaderes, sigue siendo el mercado de los martes, el centro donde comprar la artesanía mas antigua o los objetos realizados para distinguir un hogar, con ese toque que solo un artesano puede dar.
Así mismo para comprar recomendamos las calles comerciales y peatonales dentro del centro histórico y barrio de mercaderes ( c/ del Sol, Rua Zapateria, .Talavera, del Rey) Sin olvidar los típico bombones de Higos , Pimentón, Cerezas y sus derivados, muebles en madera de castaño, tasajo, chorizos de jabalí y venado, así como lo autentico de un paraguas de corcho.
Museo Etnográfico y Textil Pérez Enciso Diputación de Cáceres.
Plaza Marques de la Puebla s/n 10600
Plasencia (CC)
Tfno: 927 42 18 43 / 927 41 14 35
Fax: 927 42 20 02
Horario.
Invierno:
De Miércoles a Sábado, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00
Domingos y festivos de 11.00 a 14.00
Julio y Agosto:
Lunes a Sábado de 9.30 a 14.30
Dedicada a la Manufactura de la Lana. El proceso de fabricación de tejidos íntegramente representado por los útiles necesarios: mazas, rascaderas, husos, devanadoras, ruecas- y la consecución de la lana. Los tejidos de una alta calidad , como se puede ver en colchas, mantas, alforjas, tapijos, etc., que se distribuyen por toda la sala. Junto a la lana, una selección de objetos de uso doméstico, agrícola y ganaderos aperos de labranza, pesos y medidas, piezas de alfarería, almireces, calderos de cobre -, junto a la reproducción de una cama de vistas, nos ofrecen una somera visión de vida popular.
La Cerámica también juega un papel fundamental junto a la alfarería tradicional, estupendamente representada por la procedente de Arroyo de la Luz y fechada en el siglo XVI, las cerámicas mas decoradas de Talavera de la Reina, Puente del Arzobispo, Manises etc., de uso cotidiano en nuestras tierras.
La utilización de tejidos de lana en la indumentaria típica de algunos pueblos cacereños Monthermoso, Cabezabellosa y Torrejoncillo y de zonas limítrofes de las provincias de Toledo y Salamanca, brindan la posibilidad de comprobar la personalidad de nuestros trajes tradicionales, así como los préstamos de otras zonas.
El traje de Montehermoso es el mejor presentado y el más conocido de nuestra provincia. Además del número de sayas hasta 7-, hay que destacar sus medias azules de lana y su gorra con una simbología particular que habla del estado civil de la mujer. El traje de Cabezabellosa que conserva el Museo es un traje de boda frente al resto de los cacereños destaca por su colorismo y por la utilización de bordados policromos y abalorios más propios de la cercana Salamanca.
El traje de Torrejoncillo destaca el pañuelo de Gajos, caracterizado por las barrocas aplicaciones en resalte que forman la típica decoración floral, que le ha dado nombre.
Se distribuye en torno al Lino y a las distintas piezas del ajuar casero, demostrando la variedad y enorme imaginación creativa de la mujer cacereña, que logró elevar este tipo de trabajo a la categoría de obra de arte. Deshilados, bordados y encajes son las técnicas decorativas habitualmente utilizadas en toallas, camisas, enaguas, barberas, juegos de cama y manteles.
Los ritos de tránsito nacimiento, boda y muerte- contaban con sus paños característicos, profusamente decorados con los elementos simbólicos referentes al momento.
Las Artes Textiles Eruditas, es decir, no populares, ocupan la Sala Cuarta. Tejidos de seda, bordados y encajes en plata y oro fueron habitualmente utilizados en la indumentaria cortesana y para la confención de ornamentos sagrados incluso se ha llegado a decir que fue de la Reina Isabel la Católica.
Dentro de la magnifica colección de encajes que conserva el Museo, es preciso destacar la Mantilla de encaje granadino que representa la Rendición de Granada, magnifico ejemplar que copia casi idénticamente el cuadro de Pradilla, actualmente en el Palacio de Congresos de Madrid y fechado hacia 1882.
Entre lo religioso, sin lugar a dudas, los fragmentos del pontifical de Fernando VI, encargado por este monarca al bordador real Antonio Gómez de los Ríos y fechado a finales del siglo XVIII.
El bordado. Policromado y realizado en oro, aljófar y perlas, es totalmente barroco y de una ejecución admirable en cuanto al realismo que confiere a las escenas del Antiguo Testamento representadas.