Puente romano de siete ojos bien conservado sobre la Vía Romana XXVI, Astorga – Zaragoza. Estuvo activo hasta la construcción de la N-VI, bajo la cual se construyó el “Puente Nuevo”.
El puente es de siete ojos, cubiertos con siete bóvedas de cañón de sillería cuyas luces varían entre los 11,50 y los 14 m de luz. La tercera bóveda, comenzando a contar desde la margen izquierda está quebrantada por ambos lados, lo que hace que su apariencia sea curiosamente apuntada. El ancho de todas ellas es de 5,30 m. De mampostería tosca. Los tajamares son simétricos, igualmente apuntados aguas arriba y abajo, y originariamente llegaban hasta la rasante. El ancho útil desde la ampliación es de unos 7,10 m de los cuales, 0.90 m están ocupados ambos lados por pequeñas aceritas de cemento. La nueva barandilla que sustituye la armadura de la fábrica original, es metálica de tubo y está bastante deteriorada. Existe un tajamar aguas arriba, el segundo desde la margen derecha, que presenta un interesante escalonamiento en la base, fruto de sucesivas consolidaciones de la pila. Aguas abajo se ha creado una playa fluvial muy agradable con buena sombra de álamos y chopos.